El último adiós a Manila
Luego de volver de
Palawan pasamos dos días finales en Manila la fea y desde el barco a
Cebu le dijimos gratamente adiós por última vez. A pesar de tener
una estadía de lujo en la ciudad, con cada pasada, escaló
indiscutidamente al puesto número uno de mi ranking de ciudades más
feas del mundo. Manila, no te vamos a extrañar, eres lo más feo de
este bello país.
Tardamos 24hs de
navegación, sin olas grandes por suerte, hasta llegar a Cebu donde
sólo pasamos fugazmente de muelle a muelle para conectar con una
lancha al pueblito pesquero de Tubigón en la pequeña isla de Bohol.
Desafortunadamente, durante todo el tiempo que llevábamos en el
país, me dejé llevar tanto por el afecto de los filipinos que había
bajado la guarda, y en un momento de descuido en la lancha, alguien
metió la mano en una alforja y me quitó el equivalente a 300 usd
que tenía destinado para un gasto importante para salir del país.
Mal trago y muestra de que no importa cuan buena sea la gente,
siempre hay que tener un ojo puesto en las pertenencias.
A Bohol fuímos
para ver a un bicho magnífico que llevaba una eternidad queriendo
ver desde que lo había visto en televisión por primera vez hacía
más de una década atrás, el tarsier.
Los tarsiers son
unos primates diminutos que viven en el sur de filipinas y en el
norte de Indonesia pero los bosques de Bohol tienen la mayor
concentración de ellos.
Un tarsier cabe en
la palma de una mano, puede rotar su cabeza casi 360 grados, tiene
ojos más grandes que el tamaño de su estómago, con un ángulo de
visión de casi 180 grados y puede saltar de 5 a 10 metros con un
sólo brinco.
Son animales
nocturnos, duermen durante todo el día y son increíblemente
difíciles de encontrar en la naturaleza, por eso los hemos visto en
un santuario donde se los proteje de la extinción. Demás está
decir que son animalitos impresionantes, simpáticos y únicos. Dan
ganas envolverlos en una mano, pero dicen que tan sólo una suave
caricia puede romperle los huesos, lo que implica una muerte casi
inmediata.
Pedalear en Bohol,
luego de las cumbres de la cordillera y la península de Caramoan,
resultó excesivamente fácil y en un día y medio le dimos vuelta a
la isla entera, que tiene una vegetación densa y bellísima. Es una
isla tranquila, el tráfico no molesta y antes de terminar nuestra
breve pasada pasamos por su corazón para ver a las simpáticas
“montañas de chocolate” que nada tienen que ver con el dulce sino
que su nombre viene del color marrón tostado que adquieren en la
temporada seca y su exótica forma de bombones en una caja. Aunque
aquí permitanmé una apreciación más obscena y dejenmé decirles
que es como ver un erótico paisaje de tetas por doquier.
Debido a la
comodidad de los barangay halls hemos tenido raramente que
acampar en Filipinas, pero el paisaje de las tetas aquí era tan
atractivo y tan tranquilo, que nos desvíamos por un camino rural por
algunos kilómetros, lejos del punto a donde van los turistas a sacar
la misma foto repetida hasta las naúseas, y acampamos en uno de los
tantos escotes pegados a una teta. En el trópico, por el
calor y la humedad raramente se puede dormir en la tienda así que
directamente colgamos la mosquitera de donde podamos y dormimos
felizmente mirando las estrellas invadidos por los sonidos de
millares de bichos tropicales que nos adormecen con su dulce
sinfonía.
Momento de correr. El comienzo de una odisea
Los dos meses se
nos pasaron volando y ahora era tiempo de correr para salir del país
antes de que nuestras visas vencieran. Para ello, debíamos cruzar
una parte de Mindanao, una isla demonizada, sobre la cual desbordan
pavadas por televisión, tantas que la gente nos dice alertada “por
dios, no vayan a Mindanao que está lleno de terroristas”. Es
cierto, el grupo fundamentalista islámico Abu Sayef, del cual
también EE.UU se ha encargado de decir estupideces semejantes como
que estaba conectado a Al-Qaeda, habita en ciertos puntos muy
localizados de la región y ha traido algunos problemas, pero está
lejos de ser el terrible peligro del que hablan. Mindanao no sólo es
muy segura, sino que es de una belleza vírgen y alucinante y es
quizás gracias a esas mismísims pavadas que se dicen de ella por
los medios, que no hay casi turismo y es casi entera para uno. Pero
nos corría la visa y nuestra pasada tuvo que ser rápida y del
puerto de Plaridel nos dirigimos a todo trapo a un lugar más
especial, a visitar a alguien muy especial.
Durante todo
nuestro viaje tuvimos a alguien que fue nuestro oráculo en el país,
quien nos fue dando los mejores consejos y recomendaciones posibles,
mi amigo Paco Santamaría. Paco, cuyos orígenes se remontan a
Cantabria, es casi una leyenda, un prócer para nosotros. Pedaleó
por el mundo durante 12 años (interrumpidos) en los años 80's y
90's, cuando no existían las alforjas impermeables, ni las ropas
livianas, ni el Gore-Tex, y la mayor parte de los caminos que hacemos
hoy en día no estaban asfaltados. Cuenta bajo su manga con las
historias de ruta más alucinantes y entretenidas para escuchar. Un
día llegó a la entonces muy remota Mindanao, conoció a su amada
Made, concibieron a Chini, y allí en el medio del monte y la selva,
sin electricidad ni agua corriente, montaron su casita.
Para llegar a la
casa de Paco hay que llegar al diminuto Barangay de Quiniput,
39km antes de Zamboanga, allí hay que desviar por un pequeño camino
5km en dirección al monte, luego encontrar un pequeñisimo y
empinado sendero de tierra y barro que se lo traga la selva, empujar
cuesta arriba y avanzar 600mts hasta un desfigurado lecho de rocas
punteagudas donde hay que desmontar la bicicleta entera y levantarla
por 30 metros para encontar el pequeño paraíso aislado de su
familia. Un jardín bellísimo montado por Made precede a la casita
de madera de techo a dos aguas de no más de 20m2 y sin paredes. Este
es, prácticamente el lugar más remoto en el que hemos estado en
Filipinas y es un verdadero Edén de paz y tranquilidad.
Paco y Made nos
recibieron como a dos hermanos y nos alimentaron hasta engordarnos
como pollos. Creo que por primera vez en el viaje logré subir de
peso. Made es una magnífica cocinera y pudimos comer también por
primera vez, comida filipina rica. La comida del país realmente no
es algo para recordar, no sólo porque en general es de baja calidad
sino también porque las porciones de hambre son catastróficas para
el apetito de un ciclista. Sin mencionar, que los filipinos son unos
maniáticos comedores de carne y raramente se molestan en comer una
verdura, pero la deliciosa comida casera que Made prepara en un
riconcito de menos de 1m2, se sumó a las muy pocas veces en las que
recordamos revivir nuestro paladar en los últimos dos meses. Una
delicia tras otra y por una semana nuestros estómagos vivieron más
felices que nunca desde que habíamos salido de China.
Y ahora cómo demonios salimos de
Filipinas?
Cuando todo había
sido perfectamente planeado para dejar el país 4 días antes de que
nuestra visa venciera, una de las tantas negligencias del tercer
mundo tuerce nuestro destino y lo vuelve un inmenso problema. Explico
porque esto es divertido:
Poco tiempo antes
de nuestra salida de Filipinas, al Sultán de Sulu se le ocurre armar
un escándalo separatista absurdo diciendo que la región de Sabah en
el Borneo malayo pertenece no sólo a su sultanato sino que a
Filipinas. Filipinas por su parte, oficialmente dice que eso son
locuras de él y que ellos no creen semejante ridiculez, que Malasia
se arregle con él. El Sultán y algunos rebeldes con poca causa se
atrincheraron en Sabah y Malasia que no se va con rodeos mandó
inmediatamente al ejército a la zona.
Nuestro barco a
Sandakan, en Sabah, navegaba los lunes y jueves. Compramos los
pasajes para el jueves ya que nuestra visa vencía el domingo. Cada
pasaje costó nada menos que 80 usd, una obscenidad para viajar
hacinados durante 24hs en un barco principalmente de carga. El
problema vino cuando el jueves llegamos al puerto de Zamboanga y nos
dicen que por la guerra en Sabah, el viaje se había cancelado y el
próximo sería el lunes. En el preciso instante en que nos decían
“no hay barco” mi cabeza por dentro decía “MIERRRDA, ESTAMOS
JODIDOS”!
Tratamos de buscar
una explicación en la casilla de tickets de la empresa, pero no nos
querían dar ninguna sensata porque no la tenían. Preguntamos si el
lunes saldría el barco y nos dijeron que creían que sí pero no
sabían. Pedimos el reintegro del dinero y nos fuímos corriendo a
inmigración para chocar con el enorme aparato de corrupción del
tercer mundo. Yo crecí en el tercer mundo en un país horriblemente
corrupto y realmente pocas cosas me sorprenden, pero aquí lograron
llamarme la atención.
En la oficina,
luego de saltear a un par de oficinistas redundantes, llegamos a
poder explicar nuestro problema a la jefa de migraciones de todo
Zamboanga. Le explicamos con detenimiento el problema en el que
habíamos terminado gracias a la empresa irresponsable. Nos escuchó
sonriente y compasiva y su conclusión fue que no podíamos hacer
nada más que extender nuestra visa para salir legalmente, ya que si
bien nosotros habíamos hecho todo de buena fe y no era nuestro
problema, tampoco era problema de ellos.
Los números
representaban un golpe catastrófico a nuestro presupuesto. Extender
nuestras visas de 59 días, nos costaba 200 usd a cada uno. Para qué?
Para pasar legalemente las putas 12 hs que separaban la hora a la que
vencían nuestras visas, el lunes a las 00.00hs, con las 12 del
mediodía, hora a la que saldría el barco del país.
Lloramos y
lloramos, tratamos de ablandar su corazón de todos los modos
posibles pero nos dijo que si bien ella era la jefa y podría
autorizar nuestra partida, ella no intervenía con la autoridad del
jefe de migraciones en el puerto, quien sellaba las salidas, y que
sumado a todo esto, ahora el sistema estaba todo informatizado y no
podía doblegarse. Insistimos para hablar con el susodicho jefe del
puerto. Paco nos había advertido que era un hombre con pocos
escrúpulos y un corrupto. Lo esperamos y repetimos toda la historia
cuando llegó mientras él mantenía una postura inmutable y casi
indiferente. Nos escuchó y llegamos hasta robarle un par de
sonrisas, pero nos dijo finalmente: Miren, lo único que les puedo
decir, es que si no tienen dinero para renovar las visas, vengan el
lunes al puerto y vemos si existe alguna posiblidad de dejarlos
salir. Argumentó varios de potenciales problemas para que eso
ocurriera simplemente, pero mi experiencia de tercer mundo me dijo
claramente, que esto era una cosa que se iba resolver pagando un
soborno. El problema que nos aquejaba era, cuánto nos sacarían
estos tiburones que nos tenían atados de los huevos, y por qué
debíamos caer en eso si estábamos haciendo todo bien. Luego de
pasar todo el día sudando nos volvimos a lo de Paco para pensar qué
podíamos hacer.
Hicimos todos los
cálculos financieros posibles pensando alternativas para salir por
aerolíneas de bajo costo pero nada cerraba en menos de una pérdida
brutal de 600 usd.
Al otro día
volvimos a la mugrienta Zamboanga al puerto a comprar los pasajes
para el lunes, pero allí, en ese instante, a Julia se le ocurre
escandalizar un poco a todos en la oficina y se pone a reclamar un
certificado por escrito de la empresa, asumiendo responsabilidad
completa por habernos causado un problema migratorio por cancelar,
sin motivos explícitos ni antelación, su barco del jueves, y
dijimos que ahora, debíamos presentar dicho certificado ante
migraciones. Era mentira, pero les echamos toda la culpa sin saber
qué perseguíamos con ello. Nos pusimos firmes y tercos, y allí
logramos deducir gracias a las inconsistencias del discurso de
empleados ineptos, que la compañía no había cancelado el viaje por
la guerra ni nada semejante, sino simplemente porque no tenían
suficiente carga ni pasajeros, y que esto lo venían haciendo desde
hacía 3 meses. Nos dijeron que vayamos a otra oficina para obtener
dicho certificado y allí nos derivaron a la oficina central, un
taller de mala muerte que lo que menos parecía, era la central de
una compañía naviera. Allí pedimos hablar con la señora Elvira,
alguien con un cargo jerárquico. De muy buenos ánimos, le
explicamos toda nuestra situación y adulamos y endulzamos todo lo
más posible. Elvira nos escuchaba apenada pero sonriente y pensante.
Finalmente nos dice: “esto es todo nuestra culpa evidentemente,
pero para saber cómo proceder, antes debo hablar con el presidente
de la empresa para ver cómo solucinar su problema”. Esperamos dos
horas, nos sirvieron agua y snacks y por primera vez sentíamos que
estábamos llegando algo. Luego de la espera, Elvira se metió en la
oficina del pez gordo y al rato sale sonriente y nos dice: “Bueno,
miren, nosotros nos haremos cargo de su problema migratorio y de los
costos involucrados y los indemnizaremos con un estipendio por los 5
días extra que estuvieron varados aquí”. Ahí, aplicamos una
estrategia que habíamos planeado, ya que nosotros vivíamos con Paco
sin pagar nada, y le dijimos que en vez de darnos estipendio,
preferíamos la posiblidad de que nos dieran los pasajes gratis. Lo
pensó unos segundos y dijo: “Perfecto, los tienen”. Por dentro
estallábamos de emoción, todo cerraba redondo, pero no terminaba
allí.
Elvira nos dijo que
el jefe de la empresa hablaría directamente con Mr Ussman, el
corrupto jefe del puerto, pero que igual fuéramos a migraciones
antes de la partida del barco. Finalmente dijo que ahora un empleado
nos llevaría de vuelta a la oficina para que nos emitan nuestros
pasajes nuevos. Lo que no sabíamos, es que el empleado nos llevaría
en la inmensa camioneta 4x4 del mismísimo dueño, y que la misma
estaba blindada como un tanque de guerra. Había que usar dos manos
para abrir las puertas, que debían pesar 100kg cada una, y
golpeartear con los nudillos las ventanillas, era como golpear una
pared de hormigón armado. Ya en la oficina, no sólo nos dieron
tickets, sino que por orden del jefe, nos dieron una cabina privada
cuyo costo de cada pasaje era de 120 usd.
Sólo restaba
esperar el día de salida del barco, el lunes, y cruzar los dedos
para cerrar nuestro problema migratorio.
El lunes fuímos a
migraciones antes de llegar al puerto sin saber qué esperar. Era
todo un teatro ahora. Mágicamente, la jefa de migraciones nos dijo
que probablemente no habría problemas, todas las trabas se habían
desvanecido por completo y dijo que no habría necesidad de hacer una
extensión de visa y que fuéramos directamente al puerto y busquemos
a Ussman para el sellado.
Al llegar al
puerto, Ussman esperaba con cara de enojado, antipático y seco. Yo
pensaba por dentro “qué pasó Ussman? Un pececito gordo que viaja
en tanque blindado te pegó un llamadito el viernes a la noche?”.
Pocos momentos gocé tanto en mi vida como cuando nos sellaron los
pasaportes ese día y nos subimos a ese barco, no sólo dejando
Filipinas sin pagar un centavo, sino que gracias a no haber pagado
los pasajes de 80 usd cada uno, recuperé virtualmente 160 usd de los
300 usd que me habían urtado una semana atrás. Cerró todo
perfecto, subimos las bicis al barco, nos encerramos en nuestro
camarote privado con aire acondicionado y 24hs más tarde estábamos
llegando a Borneo.
Adiós Filipinas
Filipinas fue un
país increíble, de gente maravillosa, recorrimos más de 2000km en
bicicleta y otro tanto de vacaciones en transporte público entre
barcos y jeepneys. Convivimos casi todo nuestro tiempo, muy
íntimamente con gente local, tanto en las ciudades, como en los
pueblitos remotos más pequeñitos. Fue una verdadera inmersión en
un país asiático, que es único en la región por ser en su gran
mayoría cristiano. De todo lo que vivimos, la Cordillera, quedó en
nuestro corazón como el lugar más espectacular e interesante del
país. Su gente, es notablemente más educada y afable que en el
resto del país y su cultura tribal es simplemente apasionante. Los
filipinos son también difíciles de entender a veces, tienen enormes
contradicciones como en todos lados del mundo, pero ante todo, son
gente sencilla y bien intencionada. A veces cansan un poco
lamentándose abiertamente de que son pobres y que no tienen nada
como “nosotros”, y este discurso, es especialmente enervante,
cuando lo hacen delante de uno gastando su reducido sueldo del día
en cerveza y apostando en la riña de gallos. Aún así, muestran que
la pobreza material no es argumento para vivir amargados y dejar de
sonreir y ser amable hacia el prójimo; que aunque deseen esa riqueza
material como en casi todo el mundo en estos días, se puede ser
igualmente feliz con realmente muy poco. Como cristianos, creo que
deberían de servir de ejemplo a muchos que se dicen cristianos en el
mundo occidental. Aquí, se siente ese amor al prójimo que tanto
predicaba el profeta de su religión, a diferencia de muchos en otros
países cristianos, que usan su nombre pero luego son unos bastardos
egoístas con todos los que los rodean.
Hay cosas que me
hicieron flipar, como la cantidad de fast foods y shopping centers,
pero una más que todas, la adicción al Facebook. Todo es y parece
depender de Facebook en este país. Pocos pueden acceder a comprarse
una computadora pero todos están en Facebook. En cualquier cyber
café, si hay 30 computadoras ocupadas, 29 están perdiendo el tiempo
en Facebook. Casi todas las publicidades de la vía pública tienen
el apartado de “Like me on Facebook” y la gente en todos los
pueblos y ciudades te piden tu Facebook, y cuando les respondo que lo
detesto y que no tengo Facebook, su incomprensión los deja
completamente descolocados.
Por último, hay varias maneras de definir al paraíso, y en el caso de Filipinas la mayor cantidad de gente lo asociará a las playas de arenas blancas y aguas cristalinas. Para mí, una definición del paraíso es la de un país donde se encuentran mangos deliciosos en el piso, y tantas otras como guanabanas, guayabas, frutas de la pasión, yacas, mangostinos, ananás y la lista de manjares es interminable.
Quedaron decenas de
lugares por conocer, en un mapa parece pequeño pero es un país de
una diversidad inmensa e inabarcable para tan sólo dos meses. Es el
motivo perfecto, como siempre, para pensar en volver algún día, por
ahora, vamos en camino a Borneo malayo, de paso hacia un país muy
esperado: Indonesia.
Nico que maravilla este viaje ! me da la sensacion de estar viviendolo de alguna manera,(sera que me gusta tanto el sudeste de asia ,no?)Impecables tus relatos y que bueno que tu viejo se haya acoplado !Mandale un gran abrazo y obviamente uno grande para vos y tu novia.Sigo con mucha atencion todo lo que envias!
ResponderBorrarNico que buen lugar!me parece estar ahi !muy buenos tus relatos y que piola tu viejo en acompañarlos alla!Mandale un gran abrazo y otros para vos y tu novia!Sigo muy atento a todo lo que llega de vos!Dany.
ResponderBorrarcomo siempre muy interesantes tus relatos viajeros, muchas gracias por compartirlos, te seguimos desde hace años y nos has dado una ilustracion muy interesante de lugares y cultura, por cierto, alucinante la historia del otro viajero que vive en selva filipina que visitaste, guau.....buenas pedaleadas y estamos a tu rueda ¡¡
ResponderBorrardisculpa >Nico, me he olvidado preguntarte si quiseras darnos tu opinion como has encontrado filipinas ecologigamente hablando, es decir la has visto desvastada o mas o menos cuidada, Gracias ¡¡
ResponderBorrarQUerido Corto! muchas gracias por tus palabras, si me lees hace tiempo sabes lo mucho que aprecio los comentarios de aliento y lo relevante que son para mí para seguir adelante.
ResponderBorrarCon respecto a la ecología, la verdad es que se la ve increíblemente bien a Filipinas en lo que respecta a bosques y selvas. Ni se arrima a las catástrofes ecológicas que vengo viendo en Indonesia y ni hablar Malasia. La peste de la palma de aceite parece aún no haber llegado a Filipinas, pero creo que cuando llegue, será el mismo desastre por la corrupción local. Por el momento, las selvas y bosques están muy sanos. Por otro lado, el problema grave es con la pesca excesiva, la destrucción de los corales y de decenas de especies qeu sucumben por el uso de dinamita por parte de los grandes buques pesqueros, que aniquilan todo lo que encuentran en su paso. Hay muchísima pesca ilegal y fuera de control y eso es trágico para el oceáno. Se vienen tiempos muy graves. 3/4 de los oceános han sido ya reventados.