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Mostrando las entradas de 2014

Ángeles de Etiopía

De todo lo que he escrito hasta ahora de Etiopía, habrá quedado claro ya, que el problema principal con el que nos encontramos una y otra vez en este país es su gente, particularmente los niños y adolescentes. Desde el día en que llegamos, y hasta el día de hoy en que me encuentro escribiendo esto ya varios meses después de irnos, he estado tratando de entender, de encontrar una explicación coherente a este deleznable comportamiento. No sé si he encontrado una respuesta que explique todas mis inquietudes (y frustraciones), ni probablemente haya una sino varias respuestas, pero a través de conversar con gente que considero iluminada, he podido quizás acercarme al comienzo de la compresión. A estas personas, a quienes me gusta llamar los “ángeles de Etiopía” está dedicada esta entrada

Fe con sabor etíope

 ADVERTENCIA: muchos de los comentarios y opiniones que leerán a continuación podrán resultar muy ásperos, pero prometo que son el más fidedigno reflejo de la experiencia frecuentemente miserable de cruzar Etiopía en bicicleta. Dada la radical diferencia que existe entre quienes viajamos en bicicleta por este país (y de aquellos que andan por el mundo a pie),con los que viajan por medios motorizados, no me siento particularmente predispuesto a aceptar objeciones ni cuestionamientos de quienes no lo hayan atravesado de la misma manera. La región del Tigray fue el principal, y quizás el único motivo, por el cual nuestra ruta por Etiopía tuvo el doble de los kilómetros que lleva cruzar el país por la vía más corta. Pensé desde el principio, que si de todos modos debíamos sufrir Etiopía, pues entonces que al menos sea compensándolo con lo mejor que tiene para ofrecer. En mi caso, llevaba años deseando visitar esta enigmática región del mundo de prácticas religiosas milenarias y e

GIVE ME!

ADVERTENCIA: muchos de los comentarios y opiniones que leerán a continuación podrán resultar muy ásperos, pero prometo que son el más fidedigno reflejo de la experiencia frecuentemente miserable de cruzar Etiopía en bicicleta. Dada la radical diferencia que existe entre quienes viajamos en bicicleta por este país (y de aquellos que andan por el mundo a pie),con los que viajan por medios motorizados, no me siento particularmente predispuesto a aceptar objeciones ni cuestionamientos de quienes no lo hayan atravesado de la misma manera . En Gondar, luego de poco menos de 200 km de haber entrado en Etiopía, es donde la ruta que había planeado se separaba del camino que hacen virtualmente todos los ciclistas que pasan por aquí. Si bien esto involucraba casi duplicar la distancia que nos llevaría cruzar el país, alejándonos de las comodidades de la ruta principal, llevándonos por caminos muy duros y en mala condición, lo cierto es que la ruta del Tigray nos llevaría tambi

YOU!

ADVERTENCIA: muchos de los comentarios y opiniones que leerán a continuación podrán resultar muy ásperos, pero prometo que son el más fidedigno reflejo de la experiencia frecuentemente miserable de cruzar Etiopía en bicicleta. Dada la radical diferencia que existe entre quienes viajamos en bicicleta por este país (y la de aquellos que andan por el mundo a pie),con los que viajan por medios motorizados, no me siento particularmente predispuesto a aceptar objeciones ni cuestionamientos de quienes no lo hayan atravesado de la misma manera. La tarea de leer, investigar y preguntar sobre un país que planeamos visitar casi siempre precede a la llegada y es una tarea que lleva un tiempo indeterminado . Soñamos, nos informamos, aprendemos y procuramos saber lo más posible con el fin de que las cosas salgan bien. En el caso de Etiopía, a diferencia de la mayoría de los países, la información que obtenemos através de otros ciclistas y caminantes, nos pinta un panorama nefasto con hist

Sudán bien adentro en el corazón

    Si llegaron hasta aquí, luego de haber leido todos los relatos de Sudán, no les resultará sorpresa leer cómo me siento con respecto a este país y específicamente hacia su gente. Muchos de los que están al día con las noticias lo encontrarán confuso, al fin y al cabo prácticamente lo único que se lee sobre Sudán es malo por decir poco. Los medios, especialmente los de Estados Unidos, no hesitan en meterlos dentro de una gran bolsa de terroristas musulmanes asesinos, alimentando una campaña de odio para poder concretar eventualmente los intereses de unos pocos. Otros difunden exclusivamente sus conflictos, como la reciente  condena fallida a una mujer cristiana por abandonar el Islam, o en el pasado la crisis de Darfur. No, Sudán no es perfecto, tiene su cuota de problemas y un largo camino hacia corregirlos, como ocurre en todo el mundo.

De la capital de arena a la frontera

       Un mes en la capital de arena Desde un punto de vista estético, sinceramente hablando, Jartúm (Khartoum) no es la ciudad más atractiva del mundo. En términos de arquitectura es una ciudad a medio construir, de hecho ninguna construcción parece estar terminada del todo. El horizonte revela paredes de ladrillos sin revestimientos, estructuras sin terminar, paredes sin pintar y edificios públicos que se vienen abajo entre los centenares de minaretes puntiagudos de las tantas mezquitas de la ciudad. Las excepciones, como ocurre en muchos países con presidentes tiranos enquistados en el poder, son los edificios monumentales del poder militar, la policía, las casas de gobierno, embajadas y alguno que otro hotel. En términos urbanos, la ciudad está definitivamente incompleta, más allá de sus pocas arterias principales asfaltadas, las calles son de arena y las aceras no existen ni hasta en pleno centro. 

Por unas migajas de oro

 Mucho más que las imágenes idílicas de siluetas de camellos, andando lentamente en caravana por las onduladas dunas doradas al atardecer, el Sahara es para muchos, el lugar a dónde se viene a ganarse la vida. En este vasto inhóspito océano de arena, el calor abrasivo, la crudeza del viento y la crueldad del sol, hacen impensable que pueda ser posible encontrar un medio para ganarse el sustento. Sin embargo, desde el inicio de los tiempos, el Sahara le ha regalado a la humanidad su metal más anhelado: el oro. Ese brillo dorado que desde el antiguo Egipto hasta la China del siglo XXI ha enceguecido al mundo entero, lleva a millones de personas a movilizarse en busca de él donde quiera que se encuentre .

Sudaneses

Lo percibí desde un principio en Wadi Halfa, al caminar por sus calles de arena en aquella calurosa noche sahariana. Miraba a mi alrededor a las centenas de mercaderes que llenaban de vida el lugar, yendo y viniendo en sus impecables  gallabiyas,  y parecía como si todos fueran hermanos o al menos conocidos. Una atmósfera tan amena, tan familiar si se quiere, me era difícil de creer para un pueblo fronterizo. Era tan sólo el comienzo de dos meses de convivencia con la que probablemente es, (junto con los tibetanos claro!) la gente más maravillosa que alguna vez he conocido.

Un poco de fama

Hace unos pocos meses me entrevistaron de la revista Outdoor Exploration  户外探险 , una de las revistas de aventura más importantes de China. En su última edición ha salido finalmente la entrevista, la cual trata sobre toda la primera etapa asiática de este viaje, unos 10 países y 17.000 km y varias preguntas personales que indagan sobre los motivos que me llevaron a elegir la bicicleta como medio para viajar documentando el mundo. Las fotos son todas mías, pero lo que no imaginaba es que también saldríamos en la tapa y siendo la nota central en torno a la cual gira toda la edición del mes. Una gran sorpresa! Sé que quizás muy pocos de los que visitan este blog hablan chino, pero aquí van las imágenes de cada hoja de la entrevista.  

Sudando Sudán

Estamos haciendo la cola para comprar el pasaje de barco a Wadi Halfa, hacen 46 C a la sombra. Mientras esperamos, dos simpáticos egipcios agentes de viaje se acercan y exclaman el usual: “Welcome to Alaska”, para entablar conversación con nosotros. Nos preguntan lo habitual del viaje, de la bicicleta, de las distancias y le menciono que el calor fue bastante duro estos últimos días en Egipto. Uno pega una carcajada muy afectuosa y me dice cariñosamente: -“realmente crees que hoy hace calor?......espera a llegar a Sudán, allí hará calor, esto no es nada” - y se pasa un pañuelo para secarse la transpiración de la cara. A mí, se me estruja el estómago.

Welcome to Alaska? (Bienvenido a Alaska?)

Cuando uno llega al Nilo luego de pasar semanas en el desierto, recién ahí puede comprender completamente su relevancia histórica y actual. Es fácil de ver que sin él, la civilización egipcia seguramente no hubiera tenido la oportunidad de existir (o al menos no con tal grandeza), ni el Egipto de hoy sería siquiera posible. El Nilo genera una franja de fertilidad en pleno desierto que se extiende por miles de kilómetros y en torno a la cual gira la vida en el país. No es casualdiad entonces que la mayor cantidad de población del país se asiente en mayor o menor proximidad de sus orillas, y allí nos hayamos encontrado una vez más con el tráfico, el ruido pero también con la vida que sólo es posible gracias a él.

Sahara.......

Luego de la épica travesía mongola del año pasado, mis recuerdos del magnífico desierto de Gobi estaban aún muy presentes dentro mío. Allí, habíamos pasado días tan duros como inolvidables. Me llevé imágenes, sonidos (o su ausencia total) y sensaciones que quedaron grabados para siempre en mi mente. Momentos sublimes que hacen trascender a la mera experiencia metiéndola dentro del cuerpo, momentos por los que vivo. Es por eso quizás, que durante los días en El Cairo, sentía tanto entusiasmo por salir a cruzar el más famoso de todos los desiertos, el Sahara. Entusiasmo y nerviosismo, no sólo porque la mismísima idea de cruzarlo intimida sino también por ser el camino de inmersión en este nuevo continente, totalmente desconocido para mí. Lejos de asustarme, este es el elixir que alimenta mi espíritu, y quizás de pocas cosas disfruto tanto como de sentir ese escozor dentro de las vísceras que genera la incertidumbre ante lo desconocido.

La puerta de Africa

Entre viajar, trabajar y vivir, he pasado algo más de 8 años de mi vida en Asia. Descubrir aquel continente es lo que había soñado toda mi vida desde que tengo uso de razón. Luego de años de vivir allí y de sentirlo con total naturalidad como mi lugar, hoy me sigue dando curiosidad cómo pude haber nacido en el extremo opuesto del planeta en una cultura tan disímil al mismo tiempo que me siento tan extrañamente conectado a otra. Serán los juegos existenciales del karma supongo. El hecho es que cuando uno se siente como pez en el agua, no es tan simple saltar a un charco diferente, pero mi sed de aventura también me dice que es hora de darle una larga y merecida vuelta a Africa, el único continente en el que no he estado antes. Es por eso que he decidido cortar el cordón umbilical de una vez por todas y dar el gran salto. Por meses he estado evaluando alternativas para llegar al continente pedaleando, pero la situación social en tres países clave, Pakistán, Syria y Yemen se ha dete

Mi postura sobre el turismo (actualizado)

 Esta es un entrada aparte, no relacionada con el viaje, inspirada por un comentario que me hizo un lector recientemente y que tiene el fin de explicar mi posición sobre el turismo, ya que soy consciente de que muchos de los comentarios que escribo despotricando hacia el mismo pueden ser malentendidos o tomados personalmente. 

India en familia

Es momento de visitas una vez más y esta vez hemos recibido a mi mamá. Como he mencionado antes con la visita de mi papá, nuestros padres son en gran medida responsables de quienes somos y mi mamá es igualmente responsable del aventurero que llevo en la sangre y artífice de las alas que me llevan a pensar que no hay límites a la hora de echarse a volar. Es por eso que cuando le dije que viniera a verme a India, no lo dudó ni un segundo. Durante dos semanas hemos dejado las bicis con nuestra familia India, para volver temporalmente a viajar en transporte público y en familia. Para mí, significó una segunda pasada por todos los lugares en los que había estado en 2001, pero ya con otra experiencia y perspectiva, sobre todo como fotógrafo, lo pude disfrutar de otra manera. También significó divertirme acompañando a mi madre a través del shock cultural que implica la primera visita a India y haciéndola viajar con mi bajo presupuesto, enseñándole a comer con las manosestilo indio y some

India en familia. Las bodas.

No hay nada más especial que poder experimentar un país desde adentro, conviviendo con su gente, siguiendo sus costumbres, viviendo el día a día, y en esta, mi tercera vez en India, fue cuando más que en cualquiera de las dos veces anteriores pude experimentar la vida india desde un hogar. El destino hizo que tuviéramos la enorme fortuna de conocer a Manish, quién junto a su familia entera y a su gran grupo de amigos nos cuasi adoptarían y harían parte de su propia familia durante el mes que pasamos con ellos. 

Y va la tercera...

Es la tercera vez en mi vida que llego a India y la segunda que lo hago en bicicleta. Hace 13 años llegaba por primera vez, y con mis 22 años era apenas un niño con una mochila al hombro y sin experiencia en comparación. Ya en aquel entonces supe a los pocos días, luego de atravesar ese gran simbronazo que uno experimenta la primera vez que llega al país, que volvería una y otra vez a lo largo del resto de mi vida. Hoy, 13 años más tarde sigo teniendo esa misma hermosa sensación del primer viaje, la de llevar a India muy dentro mío, y a medida que pasan los años y me voy poniendo viejo, siento que India sigue creciendo dentro mío y junto conmigo con cada viaje. India es un planeta en sí mismo y es bastante cierto el hecho de que se lo ama o se lo odia, porque sea donde sea que uno esté en India, a uno le puede gustar o no, pero lo que sí es seguro es que es imposible que te sea indiferente. Yo ciertamente amo a India con devoción, es como un imán que no me deja separarme. Y ahora,

Vida rural y trabajo duro

La salida del Himalaya hacia las tierras bajas del Terai marcó el comienzo de la inmersión en la vida rural Nepalesa. Ya lejos de las hordas de turistas que inundan el alto Himalaya, Pokhara, Kathmandu y el Terai oriental, este pequeño país queda prácticamente para uno solo, atravesando aldeas simples de gente amigable, sencilla y no obsesionada con el dinero que supuestamente tienen todos los extranjeros.

Explosión de vida

Aterrizar en Nepal luego de 71 días de esterilidad Japonesa fue como volver a nacer. Se dice que el hombre es un animal de costumbre, y a veces se requiere de un salto abrupto para darse cuenta cómo uno fue acostumbrándose, quizás sin darse cuenta, a una determinada situación de vida. Bajarse del avión en Kathmandu fue como salir de un estado de anestesia general, todos los sentidos volvieron a aflorar rápidamente y se volvieron a sentir con mayor intensidad. Fue una explosión de vida, fue como la alegría que llega con la primavera luego de un largo y oscuro invierno. Es en el contraste tan fuerte donde me di cuenta cómo tanta asepsia japonesa había de alguna manera adormecido mi espíritu, y Nepal, con su descarga de estímulos fue la inyección que haría revivir todas las emociones. 

Algunos videos del año

Mientras nos tomamos dos semanas de vacaciones en India con la visita de mi mamá, los invito a ver el siguiente compilado de videos del año que pasó, primer año de este viaje.  Video compilado de todo el año en 7+ minutos One year cycling in 7 minutes from Nicolas Marino on Vimeo . Indonesia, cruzando la jungla. Parte I  (versión re-editada de la versión extendida publicada anteriormente) 

Chau Japón!

70 días en Japón, 25 pedaleando y 45 trabajando en Tokyo fueron más que suficientes, tal vez demasiados. A diferencia de ese hermoso sentimiento de querer volver una y otra vez que me dejaron países como Mongolia o Indonesia en este año que pasó, a medida que pasaban los días en Japón más aumentaban mis ganas de irme.  Esto no significa haberlo pasado mal sino más bien no haber sentido lograr una fuerte conexión con el país y su cultura. 

Extravagancia a la japonesa

Durante estos 70 días en el país más tecnológicamente avanzado del planeta, hemos visto muchas cosas apabullantes. En cierto punto, luego de bastante tiempo de estar aquí, uno siente que los japoneses están más allá de todo. La realidad de este país es tan pero tan diferente a la del resto del mundo, especialmente a la del tercer mundo, que en algún punto es como un lugar de ciencia ficción. Las actividades, los problemas y las preocupaciones que ocupan la cabeza de la gente son tan radicalmente diferentes a los que me tocó ver en mi vida que a veces me siento en Disneylandia. Tokyo nunca se detiene y la vida transcurre al galope. El famoso cruce de Shibuya, que en hora pico ve pasar un promedio de 100.000 personas por hora, con su despilfarro lumínico y sus alaridos publicitarios, es el ícono que resume el paso frenético de la vida en Tokyo. En cada una de sus esquinas, cuando el semáforo está en verde para el tráfico, la gente se va acumulando como gotas en un tanque de agua, es