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Mostrando las entradas de 2013

Este viaje cumple un año

Autopista al futuro Al salir de Kyoto, entramos finalmente en la recta final a Tokyo. Fue un camino por el futuro hacia el futuro. 550 km que decidimos hacer por la ruta 1, la ruta que conecta los polos industriales más grandes de Japón. Podríamos haber elegido una ruta interior con un poco más de naturaleza, pero teníamos una fecha de compromiso que cumplir en Tokyo y no nos quedaban tantos días ni tampoco tantas ganas. Japón es un país de avanzada, está un par de años delante del mundo desarrollado y a años luz del resto del planeta, pero sólo tecnológicamente. Humanamente hablando están años luz detrás de todos los países más pobres de Asia, los cuales se añoran entrañablemente con cada pisada en el pedal en este país. El respeto, la honestidad y la cordialidad son valores que abundan aquí, y es algo muy positivo, pero también abundan la indiferencia y la frialdad. Con excepción de nuestros amigos en Osaka y aquel primer insólito hombre del primer día en Fukuoka, no hemos t

Entre la psicodelia urbana del futuro y la historia detrás de una vidriera

Psicodelia urbana Llegar a Honshu es entrar en el Japón más desarrollado y también el más frío humanamente hablando, es la verdadera puerta de entrada a un par de siglos más adelante, donde todos los días se cuece la tecnología más avanzada y se da rienda suelta a los delirios del consumo más extravagante. Es un contraste fortísimo teniendo en cuenta que tan sólo dos meses atrás nos encontrábamos rodando en un espacio y un tiempo que se sentían bellamente prehistóricos y ahora en uno tan futurista que creo dejaría sin palabras al mismísimo Filippo Marinetti, o bien quizás representa de manera fidedigna su visión de la ruptura con el pasado y me atrevería a decir con el presente.

Un poco de naturaleza

A pesar del virtualmente infinito continuo urbano que se experimenta a lo largo de las rutas japonesas, existen lugares en donde hay una relativamente mayor proporción de naturaleza. Jamás es naturaleza virgen, uno no viene a Japón precisamente en busca de aventura porque no la hay, pero es naturaleza al fin y en la isla de Shikoku en otoño, es especialmente muy bonita. Luego de haber tomado casi una docena de barcos y ferrys todo este año que pasó, algunos pasando por aguas tradicionalmente tempestuosas, resultaba casi sorprendente que nunca hubiera habido marea fuerte. Más sorprendente aún, sería que al cruzar a Misaki, en la península de aguas turquesas de Sadamisaki, llegara de color amarillo patito y casi vomitando. Menuda marea al salir de Saganoseki, me volteó al piso en tan sólo 10 minutos e hizo de los 60 restantes lo más parecido a estar por diversión dentro de una máquina centrifugadora de ropa en funcionamiento. No fue hasta el día siguiente en el que el dolor de cabez

Ilusión de perfección

Llegar a Japón es como dejar el presente y dar un salto al futuro, al menos tecnológicamente (o eso espero!). Incluso viniendo desde Corea, país que está en camino a volverse futuro muy pronto, el impacto es notable. Tan sólo pensar que hacía dos meses rodábamos la estepa y el desierto de Mongolia sintiendo que estábamos siglos atrás, al desembarcar en Fukuoka la sensación es igualmente divorciada del presente. Del caos chino al extremo orden japonés, el abismo es también radical. En una primera mirada, todo en Japón parece perfecto y es deslumbrante por donde se lo mire, sin embargo, con el pasar de los días, este gigante hiper-ultra desarrollado revela imperfecciones muy imperfectas para quien pone una mirada aguda y no se deja llevar por todo lo que brilla.

La bici-senda más larga del mundo

 Corea parece ser consciente de los problemas que está teniendo por exceso de tecnología y una población de adictos al trabajo y para tratar de compensar las nuevas "malas costumbres" emprendieron un proyecto de mega ingeniería que implicó reconfigurar el curso de los cuatro ríos más importantes del país para conectar el país entero a través de varias bici-senda. Esta es una manera también de no sólo hacer un uso exhaustivo de la energía hidraúlica sino también de motivar a la gente a andar en bicicleta brindándoles el espacio necesario para poder hacerlo de modo seguro y profesionalmente. Hoy Corea, aparte de la bici-senda de los Cuatro Ríos, que conecta Incheon con Busan ( de un extremo al otro del país) a lo largo de 700 km, tiene una creciente red de bici-sendas paralelas que conducen a varios puntos del país. Muchas otras están en construcción y la idea es conectar de manera completa todo el país a través de bici carriles. Pensamiento de avanzada como pocos, de este

Pequeño gigante

 Corea del Sur es el país número 50 que visito en el mundo, y luego de casi un año de rodar mayormente por regiones tan remotas de Asia, fue como dar un brusco salto al futuro. Con el mismo, las rutas sobrecargadas de aventura que nos nutrieron de adrenalina constante durante tantos meses, llegaron temporalmente a su fin. La aventura se vería reducida a cero y quedarían atrás los caminos extremos y los climas rigurosos. Cómo sobrevivir con un bajo presupuesto en estas junglas congestionadas de tecnología, espacio hiper-reducido y precios exorbitantes sería el nuevo desafío. El goce ya no sería el hermoso cosquilleo de la adrenalina sino el deslumbramiento ante un mundo a veces tan tecnológicamente avanzado que resulta incomprensible.

Dharma, mi nueva bicicleta.

Con un apetito voraz cruzamos la frontera. No era tanto el hambre en sí mismo sino la necesidad imperiosa de comer bien, de comer sabroso y nada mejor que estar de vuelta en China para una sobredosis de sabores. Se paga el precio alto de cambiar una tierra mágica de cuentos por volver a la factoría del planeta, y la vuelta se siente como el más brutal de los cachetazos a la cruda realidad. Era inevitable de todos modos porque tarde o temprano debíamos dejar el cuento.  La tierra envenenada Ya en el tramo final de desierto en camino a Zamyn-Udd uno podía avistar el cambio en el horizonte. Hacia delante, veíamos el horizonte chino y el azul inmaculado ya no se extendía indefinidamente sino que se desvanecía en un gris turbio y purulento. Ya entrados en China, quedaron unos 300 km de desierto de Gobi muy feos, carentes de todo atractivo. Un escenario chato, infinito y apagado, lleno de gigantes torres de alta tensión, un volumen de tráfico notablemente molesto y un viento ahora sí, c

Mongolia en el corazón

Haber viajado por Mongolia fue haber cumplido un sueño de hacía mucho tiempo. 55 días que se sintieron como haber salido del espacio y el tiempo en el que uno está acostumbrado a vivir. Es cierto que pueden haber notado bastante romanticismo en todo lo que escribí sobre este país, pero es que Mongolia es un lugar que con su belleza, lo saca a uno de su propia órbita y lo invita a romantizar. Sus paisajes de formas suaves y la vida "precaria" a paso lento pacifican la mente y evocan una sensación de magia dentro de uno. Es cierto también que son imágenes de su escueto verano. Al poco tiempo de salir del país, las temperaturas bajarán rápidamente a -20C y para final de diciembre se estabilizarán en -37 C a -40 C de temperatura (los mongoles inconscientemente omiten el "-" al hablar) con una sensación térmica muchísimo más baja.  Aún con su clima extremo, sospecho que hasta pasar un invierno aquí debe ser una experiencia especial y la cual intentaré cumplir en el

Polvo de estrellas

Cuanto más viajo por el mundo más comprendo que el idilio no tiene una sino múltiples formas. Con el tiempo descubrí que son tan idílicas las playas de aguas turquesas cristalinas, como los picos nevados de las cordilleras o el infinito manto verde de las estepa. Que lo que cambia no es la belleza per se, la cual es siempre el denominador común de todo idilio, sino los efectos que los fenómenos producidos por determinada belleza tienen sobre uno. Esto hace que cada idilio se sienta de manera completamente diferente. El cruce del desierto de Gobi reveló a mis ojos una nueva forma de idilio que no hubiera imaginado posible, porque la imagen inicial que uno tiene de un desierto es la de un lugar desolado e inhóspito, y ciertamente lo es, pero el Gobi, a diferencia del puñado de desiertos que llevo cruzados, resultó ser una sorpresa deslumbrante que no esperaba.

De lago en lago

El camino al lago Hövsgol nos dejó muy cansados. Pasamos 12 días y 648 km avanzando a un promedio de 35 a 45 km al día, pedaleando senderos de arena, barro, tierra con rocas, raíces, cruzando ríos con las cosas al hombro, combatiendo insectos endemoniados, comenzando a lidiar con un frío inminente y en mi caso un espantoso dolor de muela que no olvidaré nunca. Llegar a los insólitos 100 km de asfalto que separan el pueblo de Hatgal, en el extremo sur del lago, de la ciudad de Mörön, se sintió casi como una fantasía. Luego de tantos días duros, recibimos al asfalto con entusiasmo. Estamos mugrientos, cansados y sólo quedaban 100 km para encontrar una ducha y una cama para dormir. El asfalto siempre roba encanto pero lo cierto es que el paisaje hasta Mörön no deja de ser realmente increíble. Los espacios de bosque denso se van reduciendo y se vuelve finalmente a extensiones enormes de estepa, que ya en la primera de semana de septiembre comienza a pasar del verde al amarillo en vario

Problemas y no problemas

En términos de rigurosidad física, toda la travesía hasta Erdenet había pasado casi desapercibida. Ya pasados los 10.000 km de viaje, y luego de haber pasado 6 meses en el trópico sorteando pendientes empinadas todos los días, las suaves subidas y bajadas de la estepa resultaron un simple paseo que recibimos con mucha alegría. La historia, sin embargo, cambiaría en el camino al lago Hövsgöl.

Vida de nómadas

Mongolia es un país gigante y escasamente habitado. Con una área de 1.564.115 km2 y tan sólo 2.800.000 de habitantes, la densidad del país se reduce a menos de 2 personas por km2. Sin embargo,en términos reales, la densidad es mucho menor, ya que de la población total del país, 1.300.000 viven en Ulaanbaatar, su capital. El resultado, es un país donde la naturaleza se experimenta en estado puro en casi todo momento, pero a excepción de la regiones más desérticas, no es una naturaleza vacía sino espaciadamente habitada. La mitad de la población del país es nómada y semi-nómada, estos últimos siendo los que practican el nomadismo estacionalmente, asentándose en los pueblos a pasar el invierno. Los nómadas y su estilo de vida es algo que me ha intrigado y cautivado desde muy pequeño (no es casualidad el tipo de vida que llevo) y es uno los motivos por los cuales he ansiado tanto viajar en bicicleta por este país.

La magia de la estepa

Es un cuento Salir de Ulaanbaatar fue mucho más que liberarse de una ciudad fea. Salir de Ulaanbaatar fue salir de lo que los seres urbanos conocemos como el mismísimo "mundo". Fue un traslado a un espacio y a un tiempo que para los que crecimos y aún vivimos en ciudades, es sólo parte de un imaginario lejano instalado en uno através de la lectura de cuentos o de imágenes descritas en los libros de Historia sobre algún tiempo lejano. Son unos meros 50km los que separan el infierno del cielo, la realidad del cuento, el lleno del vacío. Del caos a la serenidad, a medida que uno se adentra en la estepa, la magia inunda los sentidos y el tiempo parece comenzar a detenerse paulatinamente. 200 km, y si aún quedaba algún vehículo que nos recordara sobre un mundo moderno, el recuerdo se extingue completamente al salirnos de uno de los pocos caminos asfaltados del país, al adentrarnos en un mundo diferente, un mundo pasado.  La estepa mongola es un espacio solitario, que con

Entrando a un cuento por una cueva oscura

Hay momentos en la vida que tardan en llegar. Momentos que quizás uno lleva deseando y hasta ansiando por días, meses y años. Momentos por los cuales uno aprende a cultivar la paciencia, mientras todos los días pone un poco de sí para poder eventualmente llegar a ellos. Así he esperado por años, el momento de llegar a Mongolia, un país que llevo más tiempo del que puedo recordar, queriendo visitar. A medida que pasa el tiempo, más me inclino a creer en que hay una inteligencia intrínseca en el modo en que el destino ordena los sucesos de la vida, porque pude haber elegido muchas otras oportunidades para viajar por este país, pero nunca hubieran sido el momento correcto. Esta vez lo fue, al menos así se sintió y la experiencia fue de aquellas que subliman el alma y desbordan los sentidos.

¿Cómo despedirse de Indonesia?

Cuatro meses, siete islas, unos 6000 km rodados, y algunas de las experiencias más increíbles vividas hasta el momento en dos ruedas. A pesar de parecer mucho, son cifras prácticamente insignificantes para un país tan vasto. Visto en un mapa, parece relativamente pequeño, pero con sus más de 17.000 islas, unos 300 grupos étnicos, más de 700 lenguajes y dialectos, engaña como pocos. En cuatro meses uno puede tan sólo siquiera comenzar a raspar la superficie de semejante mastodonte de infinita riqueza natural y cultural. 8 meses hubieran sido más apropiados, aunque 1 o 2 años serían lo esencial para conocer realmente Indonesia. Cautiva, atrapa, enamora.

La larga cruzada de Sumatra

Habían sido varias las personas que me habían hablado de Sumatra como "lo mejor de Indonesia", pero la verdad es que luego de más de tres meses de rodar por este país, y de habernos quedado sin aliento una vez tras otra, me resultaba imposible imaginar que podría venir algo aún mejor. Para cuando llegó el momento de alcanzar finalmente dicha isla, iba a tener que venir algo ciertamente impactante para lograr superar a algunos de los lugares más deslumbrantes por los cuales ya habíamos pasado.

Llegar a la ciudad

 Una vez completada nuestra travesía por los volcanes, queríamos que nuestra pasada por Java ocurriera lo más rápido posible. Java, a excepción del espectacular este de la isla, es donde se aglutina la gran mayoría de la población del país, que con 200 millones de habitantes, no es una cifra menor. Java está sobrepoblada. En este aspecto me hizo recordar mucho a las rutas filipinas donde no pasaba más de 1km sin haber gente o asentamientos. Java, además, contiene a la mayor parte de las industrias del país, por ende el tráfico y la polución son altísimos.Finalmente, luego de 3 meses y más  de 4000km por Indonesia rural, habíamos llegado a las grandes ciudades.

En los pulmones del infierno

Los recolectores de azufre del volcán Ijen, en el extremo este de la isla Java, realizan hasta hoy en día, en pleno siglo XXI uno de los trabajos más insalubres e inhumanos del mundo. El trabajo consiste en descender al cráter activo del volcán, donde la tierra expulsa una constante e inconmensurable cantidad de sulfuro, a recoger las rocas de azufre que se forman en la superficie producto de las reacciones químicas del sulfuro con el oxígeno y cargarlas en sus hombros para llevarlas hasta el punto de acopio donde posteriormente las venderán a quienes las pondrán eventualmente en manos de las grandes empresas.

En el anillo de fuego

Con un tiempo tan limitado como 4 meses para recorrer Indonesia, el último lugar del país en el que hubiera perdido al menos un segundo es en Bali. La mera idea de pasar por ahí me daba escalofríos, será por eso que el destino puso a la bicicletería más cercana en nuestra dirección, para poder comprar y reemplazar el componente roto de mi bici, en dónde? Exacto, en Bali. Así es que desde Labuanbajo, nos tomamos el Bukit Tilongkabila, en dirección a Denpasar, capital de la isla. Fueron las últimas 32hs que debíamos pasar en un PELNI en esta travesía y al igual que todas las veces anteriores, fue una experiencia PELNI como la ya descrita en las entradas anteriores. Bajarse en el puerto de Denpasar, fue como bajarse en otro país. Si alguna vez en la historia, Bali fue un paraíso, ahora ciertamente es casi imposible imaginarlo. Nuestra pasada se limitó a ir, del puerto a la bicicletería, y de la bicicletería 140km al oeste para cruzar a Java. Logramos minimizar este bemol a unas 10 h

Flores marchita

Luego de dos semanas tranquilas, esperando que Julia se recupere del todo del maldito dengue, salimos de Kupang cargados de ánimo en camino a Maumere, en la isla volcánica de Flores. Ya ciertamente debíamos cargarnos de ánimos para subirnos a un nuevo PELNI. Esta vez fueron 18 hs solamente pero el barco estaba nuevamente muy lleno. La realidad es que no es tan malo como parece, la gente es siempre muy amigable, pero tantas horas, en un ambiente de tanto hacinamiento se hacen muy pesadas, aunque el hecho de vuelta en la ruta, listos para rodar en Flores, nos llenaba de entusiasmo.

Viajando en el tiempo

La experiencia PELNI Mayo comenzó y terminó con problemas. Ni bien abordamos el Bukit Siguntang a las 23hs en Makassar, entendimos finalmente lo que aquel simpático tripulante que nos había traido desde Kalimantán, nos quería decir con disfrutar de aquel viaje. Es inimaginable el caos que era este barco cuando subimos. Miles de personas ocupando cada rincón del mismo. Los dormitorios comunales sobrepoblados, con gente durmiendo aplastada entre sí, el humo intoxicante del cigarrillo flotando en el aire, montañas de bolsos, paquetes, cajones con frutas y toda clase de porquerías. La gente se amontonaba en cada rincón disponible fuera de los dormitorios, en pasillos, escaleras, acostadas sobre cartones o bolsas de arroz vacías para separarse de un suelo mugriento, los niños y bebés llorando por todas partes, los baños desprendiendo olores corrosivos, se imaginan.....o no? Seguro que no. El único rincón que encontramos fue en el piso del pasillo que conducía a la cocina, un espa

Los días después.....

Tuvimos energías suficientes para atravesar la jungla, pero creo que no nos dimos cuenta de la magnitudde energía que habíamos consumido hasta algunos días después de terminada la odisea. Al día siguiente de llegar a Gimpu, partimos hacia Palu en un día completamente radiante. Allí podríamos tomarnos algunos días de descanso. El sol brillante, el cielo celeste, la inconmensurable satisfacción que llevábamos adentro y el saber que los días siguientes serían fáciles, nos dibujaban una enorme sonrisa al partir de Gimpu. Pero no pasaron más que unos pocos kilómetros para advertir que aún estábamos cansados a pesar de haber dormido muy bien, y que nuestras bicicletas habían sufrido más de lo imaginado. Por empezar, ninguno de los dos tenía frenos. Ambas bicis estaban llenas de barro y ramas. El óxido se hizo visible en varias partes. Mi velocímetro resistente al agua se había ahogado y necesitó horas de sol directo y caliente para evaporar su interior y volver a la vida. Y lo peor de

Al extremo! en video

Finalmente hemos llegado a un lugar con una conexión lo suficientemente buena para poder subir video. Aquí podrán ver la parte I y II de la travesía extrema através de la jungla que he descrito en la entrada anterior. Les recomiendo que lean primero el texto aquí  , ya que como siempre, en el lenguaje escrito se pueden contar cosas que no se ven.  Recomiendo altamente que lo pongan en HD y lo vean a pantalla completa. Parte I Parte II

Al extremo!

Dos de los viajeros en bicicleta más fuertes que conozco, Salva y Adam, ambos amigos míos, se encontraron en Sulawesi en el año 2009 y juntos hicieron una travesía que ambos calificaron como inolvidable, tanto por su increíble belleza como por lo extrema. Cuando lo consulté a Adam sobre la posibilidad de hacer esta ruta, me dijo: “La ruta por Kalimantán (que el me había recomendado) es efectivamente dura, pero la de Sulawesi por la jungla es extrema”. Una cosa es que esto me lo dijera alguien que no conocía, pero otra, que me lo diga gente que también ha pasado las mil y una por el mundo en bicicleta, en este caso sí era para tomárselo en serio. Antes de que llegara el momento, no pasaba un sólo día que no pensara en si sería posible para nosotros atravesar este aparentemente fabuloso camino, me quitaba el sueño. Desde ya que yo no temía tanto por mí, no sería mi primera ni última travesía extrema, pero no estaba seguro aún si Julia estaría ya lista para enfrentar un camino extrem

Camino al extremo

  Desde hacía ya bastante tiempo, en épocas de planeamiento de este viaje, dos cicloviajeros amigos míos, me habían dicho ambos, que Sulawesi era sin dudas una de las dos mejores islas de Indonesia (la otra siendo Sumatra) para andar en bicicleta. Así es que llegamos a llí con grandísimas expectativas. Si bien me imaginaba muchas cosas sobre esta isla antes de llegar, no tenía una imagen muy definida de la misma. Luego de un mes entero y más de 1500km recorridos allí , una épica travesía através de la jungla y recibido a mis 35 años, confirmo que Sulawesi es uno de los lugares más espectaculares en los que he pedaleado en los casi 35.000km que tengo encima rodando por el mundo. Tierra de búfalos Llegamos al puerto de Pare Pare luego de nuestro primer largo viaje a bordo del Bukit Raya, uno de los tantos navíos de PELNI, la compañía nacional indonesia de barcos que conectan las mayores islas del país. 19 horas de navegación tranquila en un barco con capacidad para miles de

Verde jungla

En mis años de viajar, tanto de mochilero como de viajero en bicicleta, me he deslumbrado más de una vez con lo que el mundo tiene para ofrecernos. Sus paisajes, ecosistemas y fenómenos son algunos de los motivos que siempre me mueven a querer ir más allá, ver más y sentir más, e Indonesia, nos recibiría desde el comienzo con una sobredosis de emociones sensoriales, de esas de las cuales es difícil volver atrás. Difícil en el sentido de que luego de derrochar tanta adrenalina durante las experiencias, al dejarlas atrás, uno se pregunta -cómo volveré a sentir algo después de esto?

Malayos asesinos

 Luego de 24hs de navegación por aguas serenas, llegamos a Sandakan en Borneo, parte malaya. La primera vez que había estado en Malasia había sido hace 12 años atrás, en 2001, aquella vez había visitado solamente la parte peninsular y en aquél tiempo no viajaba en bicicleta. En ese momento, si bien el país estuvo lejos de resultarme inolvidable, la experiencia me había parecido positiva. Esta pasada en bicicleta por la parte insular de Borneo cambió mi perspectiva. Sandakan es una ciudad portuaria pequeña y tranquila de la provincia de Sabah, con mucha población de origen chino e indio. Esta última es una bendición, los indios han traido su magnífica cocina y llenado Malasia de restaurants de currys exquisitos y baratos. Salimos a pedalear a primera hora del día siguiente para comenzar los 360km hacia Tawau en la frontera con Indonesia. Ya habíamos emprendido el camino que eventualmente cruzaría el Ecuador y el efecto ya se hacía sentir. No importaba cuan acostumbrados

La odisea hasta Borneo

El ú ltimo adiós a Manila Luego de volver de Palawan pasamos dos días finales en Manila la fea y desde el barco a Cebu le dijimos gratamente adiós por última vez. A pesar de tener una estadía de lujo en la ciudad, con cada pasada, escaló indiscutidamente al puesto número uno de mi ranking de ciudades más feas del mundo. Manila, no te vamos a extrañar, eres lo más feo de este bello país. Tardamos 24hs de navegación, sin olas grandes por suerte, hasta llegar a Cebu donde sólo pasamos fugazmente de muelle a muelle para conectar con una lancha al pueblito pesquero de Tubigón en la pequeña isla de Bohol. Desafortunadamente, durante todo el tiempo que llevábamos en el país, me dejé llevar tanto por el afecto de los filipinos que había bajado la guarda, y en un momento de descuido en la lancha, alguien metió la mano en una alforja y me quitó el equivalente a 300 usd que tenía destinado para un gasto importante para salir del país. Mal trago y muestra de que no importa cuan buen

Vacaciones en el idilio

   Hay motivos primigenios por los cuales somos quienes somos y cosas que hacen que hagamos lo que hacemos. En mi caso, el principal motivo por el cual soy el aventurero que soy y he podido soñar y posteriormente realizar la vida que llevo es por mis padres, ambos aventureros natos, que me han llevado de aventura en aventura posible desde el momento en que nací y me han criado para no tenerle miedo a nada, o mejor dicho, para no vivir el miedo con terror y poder avanzar con seguridad sobre los terrenos más desconocidos que pudiera enfrentar, al mismo tiempo alimentando una sed de descubrimiento y aprendizaje que nunca se sacia.

Volcanes, bahías solitarias y arrozales

Manila la fea Entrar y salir de las grandes ciudades en bicicleta es raramente una linda experiencia y Manila no sólo no es la excepción sino que es la más perfecta expresión del inmenso estrés que involucra dicho proceso. Manila es una urbe gigante de millones de habitantes y tanto para entrar como para salir de ella debimos cruzarla entera. Como suele ser el caso en todo país pobre, no es una ciudad armónica sino una de altos contrastes, y crudos. Manila no tiene medios, es rica o es pobre, es inmaculada o es mugrienta, es espaciosa o es hacinada, es opulenta o es miseria trágica, y son lamentablmenete las connotaciones negativas las que predominan por lejos en los horizontes virtualmente infinitos de esta metrópolis. Que una gran ciudad tenga contrastes y connotaciones negativas tampoco es sorpresa, menos en Asia, pero muchas a pesar de tenerlas, generalmente albergan cierto encanto, cierto pintoresquismo aún cuando algo tan triste como la miseria sea lo que predomina,

Crueldad en el paraíso

     Desde que llegamos a Filipinas, nos llamaron la atención muchas cosas, y casi siempre sin excepción, fueron cosas buenas. Entre tantas cosas buenas, un de mis predilectas fue la apatía filipina por el fútbol. Para mí, que aborrezco dicho deporte, es algo liberador no tener que escuchar “Maradona”, o en estos tiempos, “Messi”, cada vez que digo “Argentina”, y para Julia siendo de Barcelona es algo parecido. En Filipinas, por el contrario, el paraíso existe porque el fútbol es irrelevante. Sin embargo, al haber sido espectador del “deporte” que toma el lugar del fútbol en este país, el “deporte” prácticamente nacional, creo que por primera vez en mi vida aprecié el patear una pelota de un lado para el otro, y lo hubiera preferido ante esta monstruosidad.

Hello Sir! Hello Madam!

  Es probable que sea por su situación geográfica que la mayoría de los viajeros en bicicleta de largo alcance pasen por alto a Filipinas. Con sus más de 7000 islas esparcidas en el océano pacífico, Filipinas es un país aislado de todo tipo de acceso terrestre, y en la mayoría de los casos, hay que volar para entrar y salir. Esto desmotiva a muchos por el costo (bicicleta + sobrepeso) y por la incomodidad. Es un hecho, no nos gusta separarnos de nuestras bicis y mucho menos soportar las pesadillas de todo lo que les puede pasar cuando manos descuidadas las cargan y descargan de los aviones. A pesar de existir una única alternativa por vía marítima, es de todas formas bastante limitada y complicada para quien está yendo de país en país en bicicleta. Aún así, yo llevaba años soñando visitar Filipinas, y no iba a dejar que el hecho de volar me desmotivara, por lo tanto sentía que valía la pena afrontar el costo extra de volar y el sentimiento insoportable desde que uno suelta a su bi

Atrapados entre putas y casinos

   Nunca en mi vida me había interesado ir a Macau pero esta vez no quedaba otra opción. En 2007 ya había experimentado la pesadilla de llegar en bicicleta a Hong Kong y no estaba dispuesto a repetirla, mucho menos estando de a dos. La visita obligada a Macau se debió exclusivamente a conseguir el precio más barato de vuelos y de visa p a ra Filipinas y el tiempo más rápido de emisión . Lo que no sabría es que caeríamos en la trampa mortal de caer en dicho país y que tal como dice el dicho, lo más barato al final resulta lo más caro. Nos llevó un día de pedalear 12 horas de a 10 am a 10 pm completar los 135km entre Guangzhou广州y la ciudad limítrofe de Zhuhai珠海; el camino, al igual que el que me había traído desde el oeste, es una sucesión interminable de industrias y tráfico. Muchas de las imágenes que se pintan en los informes periodísticos sobre las malas condiciones de trabajo en China se pueden ver desde el camino, o lo que es más aterrorizador, se ve tan sólo una mínima

Del alivio al aburrimiento

    No puedo negar que a pesar de su enorme belleza, al dejar Guizhou 贵州 sentí un gran alivio. Había sido un comienzo de alta demanda física y debido justamente a tratarse de un comienzo, el cuerpo sufría más de lo habitual y encontraba dificultad donde, en otra instancia de un viaje largo, no la encontraría. La provincia que siguió, Guangxi 广 , trajo el alivio que tanto añoraba aquellos últimos días de infinitas subidas y bajadas. Sin embargo, con el advenimiento de caminos más llanos y transitados no tardaría en devenir el aburrimiento.  Al pasar de una provincia a otra, el cambio fue instantáneo, no había que subir más. Avanzaba en rumbo sureste siguiendo los mismos ríos verdes serpenteantes que había encontrado días atrás, pero ya en llano. Las aldeas Miao苗族y Dong 侗族siguieron sudediéndose por algunos días dentro del norte de la provincia, pero a diferencia de los días de Guizhou贵州, donde las mismas se encontraban en cañones, montadas sobre empinadas laderas aterrazadas, aquí se

Arriba y abajo, arriba y abajo, arriba arriba arriba..... El interminable y agotador cruce de Guizhou 贵州.

La mezcla entre un enorme entusiasmo, la emoción de estar rodando nuevamente por el mundo, las ganas de encontrar “lo nuevo” y las ansias por llegar a Guangzhou 广州, 2300 km adelante, en navidad, para unirme a mi copiloto, fueron el cocktail explosivo que explotó en mis rodillas. Para el quinto día, este entusiasmo me había dejado rengueando. Había pedaleado más de 15.000km en los últimos 4 años, pero debido a la naturaleza más efímera de las travesías, sin importar cuan duras fueran, sobre todo las del Tibet, podía llevar muchísimo menos peso, pero ahora ya rodaba con el peso promedio típico de un cicloviajero de largo alcance. Salí con más de 60kg, un peso moderado para comenzar, especialmente considerando el peso de mi equipo fotográfico, pero aún así, a un ritmo de más de 100km por día, por caminos que se fueron haciendo notablemente más difíciles cada día, resultó más de lo que mis rodillas pudieron tolerar. No podía pensar peor escenario, sobre todo ahora que cruzaba finalmen

Sichuan. Dejando mi casa

     Sin importar cuán grande sea el entusiasmo que uno lleva por viajar, ni cuántas veces uno ya haya pasado por este proceso, dejar el lugar donde uno sentó raíces, nunca es fácil. La comodidad del hogar, las amistades que uno sembró en el trabajo, en el barrio, en la vida, los hábitos y las costumbres; cada una de esas cosas que hacen a la comodidad del día a día son todas difíciles de dejar atrás. Es una sutil mezcla de emociones entre la enorme excitación por la aventura que está por venir por un lado y la tristeza de una nueva separación de las personas y las cosas que formaron gran parte de la vida de uno por el otro.