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Mostrando las entradas de mayo, 2012

El video

Durante las dos semanas que pedaleé junto a David, usamos su cámara de video GoPro para grabar el proceso de la travesía. En este video intenté compilar tanto los momentos más bellos y simples como los más duros y difíciles. Sepan disculpar las vibraciones, esto es culpa de lo pésimos videografos que somos y de las condiciones paupérrimas de los caminos que transitamos. El final es una secuencia de fotos de mi última semana solo ya que ya no contaba con la cámara de video. Sea en la versión de Vimeo o en la de Youtube, recomiendo activarlo en HD a pantalla completa y con volumen. Versión Vimeo Link a YouTube http://youtu.be/NZXwjdtnEE8?hd=1

Lección de empatía

 En los últimos tres años he viajado en bicicleta una y otra vez por diferentes regiones del altiplano tibetano y no importa cuán duras hayan sido las condiciones, hay algo en este enorme pedazo de tierra elevado a 5000 metros que no deja de cautivarme y que me atrae una y otra vez como si fuera un imán del cual no puedo desprenderme.   La rigurosidad de su geografía, que en conjunto con la crudeza extrema de su clima, posan constantes pruebas físicas y sobre todo mentales, donde uno no tiene otra opción más que superarlas para salir adelante, son el tipo de adversidade que hacen salir a la luz las propias limitaciones, y estas mismas limitaciones provocan un necesario encuentro con uno mismo, en el cual toda la entereza psicológica es puesta a prueba y de ella dependerá el éxito de la travesía. Sumado a esto, la infinita belleza de sus paisajes, el misticismo de sus colores, sus luces y sus sombras, y el misterio creado por su vasto horizonte son las serie de fenómenos diarios q

El descenso final

Recuperando el calor  Al despedirme, Dharma me aseguró que el camino que debía seguir no tendría grandes subidas sino que se mantendría más bien plano. Para mi alegría, este fue prácticamente el único dato concreto y correcto que recibí en toda la travesía. Las condiciones del camino no eran buenas, pero tampoco infernales como las de las semanas anteriores. Efectivamente, avancé tanto sin pendiente como con leve pendiente hacia abajo la mayor parte del tiempo. El sol había salido y a medida que iba perdiendo altura podía sentir cómo el cuerpo iba recuperando el ya tan añorado calor que sentía haber perdido hacía ya una eternidad. El marrón, árido y sórdido de los días de hielo, se volvió nuevamente verde y ameno; la nieve quedó reducida a la cima de algunos picos circundantes y los valles atravesados por ríos y riachuelos cristalinos se veían fértiles en todo su esplendor. Paralelamente, experimentar el placer de volver a sentir el calor entrando en el cuerpo, un sentimiento que ya

La ardua vuelta a tierras bajas

Galería de fotos que acompañan estos textos, click  aquí Esta serie de textos, comienza  aquí Resbalar, caer, levantarse, resbalar......   Un sol radiante y un cielo prístino inundaban de luz el interior de la tienda desde las primeras horas del día a través de sus delgadas paredes de tela; era tal la intensidad de la luz aumentada aún más por el reflejo en este vasto paisaje nevado, que era imposible mantener los ojos cerrados para poder seguir durmiendo. Los nómadas ya habían comenzado su día hacía rato, ordeñaban los yaks, arreaban las ovejas y ponían en marcha las actividades diarias; pero yo, de sólo sentir el frío en la nariz, no quería salir de mi refugio bajo la pila de mantas de yak que me mantenían caliente, aún habiendo dormido oliendo las tripas de yak que colgando del medio de la tienda gotearon sangre a algunos centímetros de mi cabeza durante toda la noche.   En las semanas anteriores ya había pasado por algunas de las pruebas más duras que hice en mi vida de viaj

Gente de tierras altas y espíritu de hierro

Galería de fotos que acompañan estos textos, click  aquí Esta serie de textos, comienza  aquí Vida de nómadas    El comienzo me engañó. Al tomar el desvío que me conduciría en camino hacia Amnyemachen venía refrescando en mi cabeza los momentos increíblemente duros por los que habíamos pasado junto a David las dos semanas anteriores; y al pedalear bajo el sol, con un poco menos de frío y yendo en bajada, pensaba que realmente de aquí en adelante el camino sería más sencillo por el resto del viaje. Acaso, cuánto más difícil que las semanas anteriores podría ser? Estaba optimista.  Durante las primeras decenas de kilómetros, en extensa pero paulatina bajada, bajé desde 4400 hasta 3980 metros. El camino, más que camino, era una travesía lunar. Avanzaba al son del aflojar cada uno de los tornillos de mi bicicleta, los pozos eran cráteres, y de a ratos, el camino adquiría forma de zanja profunda, como si otrora en alguna era geológica hubiera pasado un río profundo por allí.  

Vida arriba de 4000 mts. Parte II

Galería de fotos que acompañan estos textos, click  aquí Esta serie de textos, comienza  aquí Días de hielo Los días continuaban y los pasos no dejaban de sucederse unos a otros. A los tres del día anterior se sumaron tres más el día siguiente. Parecen ser eternos, cada vez más fríos, cada vez más duros; el cansancio se acumula, el paso es siempre lento, cada vez más lento, y sólo restan los suspiros de desazón cuando al final de cada bajada se avista una nueva subida.   Es significativo ver que para los tibetanos, cada paso de montaña tiene un valor simbólico importante, no importa cuán insignificante parezca, no importa cuán común sea dentro de una serie de pasos, en el paso la gente, si la hay, siempre se detiene. Es como si consciente o inconscientemente supieran cuáles son las cualidades que hacen a su lugar en el mundo algo único. En dichos pasos no sólo nos deteníamos nosotros, con nuestro humilde espíritu de grandeza por el hecho de poder conquistar con sudor y sangre c

Vida arriba de 4000 metros

Galería de fotos que acompañan estos textos, click  aquí Esta serie de textos, comienza  aquí Ascenso a un nuevo mundo   En abril de 2010, Jyekundo fue arrasada por un terremoto de 7.1 grados de magnitud, el cual dejó un saldo de unos 3000 muertos y más de 12000 desplazados. La ciudad entera encerrada entre gigantes montañas, quedó hecha trizas y hasta esta pasada en octubre de 2011 aún se encuentra en constante reconstrucción, con la mayor cantidad de gente viviendo en tiendas de emergencia . La infraestructura es ínfima, la ciudad es un absoluto caos. Por las calles fluye el lodo sin cesar y rugen los camiones y grúas que van y vienen de las construcciones salpicando barro en todas las direcciones, no hay orden de ningún tipo y todo, desde la vivienda hasta los locales comerciales se monta en tiendas de nylon, que el viento helado y la nieve de esta pequeña ciudad a 3600mts de altura no dudan en sacudir sin clemencia. La mañana fría, gris y sórdida, trajo imágenes de tristeza no