Ir al contenido principal

Vida rural y trabajo duro


La salida del Himalaya hacia las tierras bajas del Terai marcó el comienzo de la inmersión en la vida rural Nepalesa. Ya lejos de las hordas de turistas que inundan el alto Himalaya, Pokhara, Kathmandu y el Terai oriental, este pequeño país queda prácticamente para uno solo, atravesando aldeas simples de gente amigable, sencilla y no obsesionada con el dinero que supuestamente tienen todos los extranjeros.


Salida del Himalaya

La carretera Siddharta que conecta Pokhara con el polvoriento pueblo de Butwal, es un corredor sinuoso entre cañones estrechos, valles aterrazados y aldeas tradicionales. El tráfico que habíamos experimentado entre Kathmandu y Pokhara se vio reducido en al menos, un 90% y hubo varios estrechos de paz absoluta. Sin embargo, en este cordón inferior del Himalaya que goza de un clima excepcional, la vida rural abunda. Estamos en Febrero y es pleno invierno, pero las temperaturas durante el día alcanzan los 24 C. Los valles están fértiles y las laderas aterrazadas llenas de flores amarillas. Basta con salirse del camino y ver a las mujeres de las aldeas como puntitos moviéndose entre terraza y terraza recolectando plantas y flores. 


Es difícil de creer la destreza de estas mujeres, algunas de mayor edad, que suben y bajan por los terraplenes de barro que contienen las terrazas, con la habilidad y agilidad de un niño, vistiendo tan sólo chancletas de goma y cargando el peso de sus canastas con la frente de sol a sol. 


Otras descienden por empinadísimas laderas para talar las ramas de un árbol en especial que provee hojas que sirven para comida y como combustible. Tienen un larguísimo camino desde las laderas hasta sus aldeas. Comparando el peso de mi bicicleta con la carga de hojas de una de estas chicas estimo que no llevan menos de 40kg colgando de su frente. Todas mis pesadumbres por la dureza de los caminos quedaron en el ridículo al ver la fuerza y el estoicismo con el que estas jóvenes llevan su vida, cada día de sus vidas. 



Luego de dos días de pedaleao llegamos al punto más alto del camino en el pueblo de Tansen, a 1700 mts de altura. Tansen es un pueblo prolijo colgado de las montañas, con callejuelas estrechas, mercados y casas de múltiples colores. Tiene todo el encanto de un tranquilo pueblo del Himalaya, aunque ya está creciendo bastante en tamaño. 



La vida es relajada y es común ver a los hombres en cuclillas, en aquella típica posición en la que los hombres del subcontinente pueden pasar horas sin un determinado fin. En Tansen, hasta la ropa de la gente parece estar a tono con los colores de las construcciones, creando una virtual armonía entre la gente y su lugar. 


Tansen tiene esa maravillosa característica de muchos pueblos montañosos, la de amanecer por encima de las nubes. En un paseo matutino en camino al monte Srinagar en busca de vistas del gran Himalaya, pude contemplar hacia un lado Tansen por encima de las nubes. 


Y hacia el otro lado, la gran muralla de "ochomiles" entre la neblina.



El Terai occidental

La pequeña franja que conforma Nepal está divida al medio, hacia el norte el Himalaya y hacia el sur las tierras bajas que se conocen como el Terai. Una vez que salimos de las montañas emprendimos rumbo al oeste en camino a India. El Terai occidental es la región económicamente más pobre de todo Nepal pero posiblemente la más rica en términos de gente. La ínfima cantidad de extranjeros que se aventuran por este lado del país hace que la gente nos reciba con alegría y muchas veces con sorpresa. La vida es absolutamente rural, las casas sencillas, principalmente de muros de barro y techos de paja. Gente de todas las etnias habita el Terai. Al igual que en prácticamente toda la región, los padres están tan ocupados trabajando de sol a sol que el cuidado de los hijos queda en manos de los abuelos. A veces con lazos tan fuertes entre abuelos y nietos que conmueve. 


El camino de 400 km hacia la frontera India en Mahendranagar es casi todo plano y no presenta dificultades mayores. En camino hacia allí se atraviesa el parque nacional Bardia y no se requiere siquiera entrar al mismo para experimentar parte de su fauna, que se ve directamente en el camino. Las colonias de langures, los venados, los cocodrillos y más adentro elefantes y rinocerontes que no hemos visto, quizás por suerte!



En los kilómetros finales comienza a haber más población y la gente pasea con sus cabras por la ruta, yendo de aldea en aldea.


Pero el final del camino, en los últimos 20 km hacia la frontera, trajo lo más triste del país, el trabajo infantil. Honestamente, se lo ve a lo largo de todo el país, pero no en tanta densidad como en Mahendranagar. En las fábricas de ladrillos se encuentran los asentamientos de gente donde familias enteras trabajan en la producción. Niños y adultos trabajan en conjunto todo el día para producir ladrillos por centavos al día.

 Kiran, de 15 años fue a la escuela por poco tiempo antes de dedicarse a vivir enterrado en el barro hasta las rodillas todo el día trabajando y viviendo en la fábrica de ladrillos. 


Los más pequeños viven su infancia entre jugar y trabajar en diferentes sectores de la fábrica.


Sus padres, familiares, vecinos adultos trabajan de sol a sol enterrados bajo infinitas capas de hollín y mugre.


 Lejos de la fantasía idílica que viven los extranjeros en el Himalaya, la vida no es simple en Nepal, un país que a pesar de tener ingresos anuales siderales gracias al turismo, los ve diluirse en los bolsillos de un puñado pequeño de corruptos que no guardan el menor reparo por el prójimo. El resto de la gente vive en completo estado de supervivencia, con frecuente falta de agua corriente, electricidad, recolección de basura, y un destino librado a la merced de las condiciones sociales en este país que parece nunca tener un rumbo en pos del bien común. 

Comentarios

  1. ¿Son cocodrilos o gaviales, los de la foto?

    Qué dura la vida de los nepaleses. La mala distribución de la riqueza se debe a la corrupción y a las políticas de exclusión. Ojalá que en algún momento eso cambie y que los niños puedan ir a la escuela y gozar de sus derechos plenamente.

    ResponderBorrar
  2. Nico !contame como termino la historia odontologica en Japon!por lo que te leo ,estas bien y realmente disfruto cada vez mas tus viajes! gracias por hacerme viajar !

    ResponderBorrar
  3. saludos querido nico.-

    segun tus comentarios Nepal es un de los paises mas corrompidos de esta zona, siempre me he preguntado si esta buena gente,la dirigente, (que en teoria profesan el budismo)no han oido hablar del Karma, aqui en occidente el Dios verdadero es el dinero, pero alli? no deberia ser distinto?, curioso .-

    animos y buena pedaleada .-

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Nunca más Etiopía

  Liberación. Con el GPS en mano determiné el punto exacto en el cual arrodillarme justo detrás de la línea fronteriza. Aquí estoy en Kenia, desbordado de felicidad y enviando a toda Etiopía mi más cálida señal de despedida     He pensado más de una docena de posibles títulos para hacer este texto de cierre sobre Etiopía. Entre todas las aberraciones posibles que me vinieron a la mente, el más ligero y que considero el original es: "Vete a la mierda Etiopía". Sin embargo, he dejado sabiamente pasar 6 meses para escribir sobre este país con el fin de poder evitar que sean mis instintos más bajos y mis pensamientos más oscuros los que dictaran las palabras que hoy escribo. Por eso he decidido ir por la versión más moderada de título: "Nunca más Etiopía" y muy moderadas también han sido las palabras más duras que he escrito en todos los textos que precedieron a este. 

8447 km en bicicleta. De Tehran a Shanghai vía Asia Central - Subcontinente Indio.

Viajar en bicicleta transformó mi vida. Viajando de este modo descubrí la manera más sublime y profunda de conocer el mundo y en gran parte, de conocerme a mí mismo. Alcancé nuevas dimensiones de relación con la gente y la cultura que visité viviendo situaciones que hasta hoy me cuesta creer que fueron realidad. Me hizo sentir emociones de una intensidad inconmensurable y enriqueció mi alma, mi mente y mi espíritu como nada lo había logrado antes. Personas, emociones y momentos que día tras día se fueron grabando a fuego en mi Ser y que modificaron constantemente una y otra vez, a un ritmo sin descanso, las perspectivas, las visiones, los prejuicios sobre las diferentes contingencias y vivencias que me tocaron y me tocan cada día en esta vida. Y el efecto es ineludible, otra vez la mirada se expandió y me hizo notar una vez más lo infinitamente reducida que es mi visión, que tengo mucho más por delante por aprender y que la verdadera naturaleza de las cosas va mucho más allá de lo que ...

Una panadería en Ondingui

    Ya estaba a tan sólo 160 km de la frontera con Gabón. Aún seguía en la sabana ecuatorial sufriendo cada día más el calor abrasador aliado a la pegajosa humedad tropical y sin tener lugar dónde refugiarme. Habían pasado ya m ás de 800 km desde que había salido de Brazzaville y la llegada a la selva se me hacía cada vez más larg a . Podría haber optado por un camino más corto y probablemente más entretenido, pero no había decidido venir por acá arbitrariamente sino por elección deliberada. Tenía una tarea por completar antes de entrar a Gabón.