Uno de los días más excepcionales de mi vida entera estaba llegando a su fin. Ese tipo de días que son magníficos porque ofrecen todo lo que uno se imagina pero, aún más importante, todo lo que uno jamás hubiera podido imaginar. Cuando el mundo supera todas tus expectativas, lo que deviene es la plenitud, y en ese estado, con una sonrisa dibujada de oreja a oreja, llego al único y último pueblo selva adentro, antes de la base de WCS hacia donde me dirijo. Tengo entendido que es aquí donde debo sellar mi pasaporte para dejar el país al día siguiente. Todo parece tranquilo en este pequeño y remoto pueblo de pigmeos y bantúes a orillas del Sangha, donde es imposible distinguir una choza de un posible puesto de migraciones. Hasta allí, llegaré empujando la bicicleta por senderos de barro descendiendo al río, guiado por un pigmeo simpático que entendió hacia dónde tenía que ir . U na vez allí, lo que usualmente debería ser una sencilla formalidad, se transformó en ...
Andando por los caminos del mundo