Haber viajado por Mongolia fue haber cumplido un sueño de hacía mucho tiempo. 55 días que se sintieron como haber salido del espacio y el tiempo en el que uno está acostumbrado a vivir. Es cierto que pueden haber notado bastante romanticismo en todo lo que escribí sobre este país, pero es que Mongolia es un lugar que con su belleza, lo saca a uno de su propia órbita y lo invita a romantizar. Sus paisajes de formas suaves y la vida "precaria" a paso lento pacifican la mente y evocan una sensación de magia dentro de uno. Es cierto también que son imágenes de su escueto verano. Al poco tiempo de salir del país, las temperaturas bajarán rápidamente a -20C y para final de diciembre se estabilizarán en -37 C a -40 C de temperatura (los mongoles inconscientemente omiten el "-" al hablar) con una sensación térmica muchísimo más baja. Aún con su clima extremo, sospecho que hasta pasar un invierno aquí debe ser una experiencia especial y la cual intentaré cumplir en el...
Andando por los caminos del mundo