Empacando antes de la partida Hace unos 3 años y 8 meses llegaba a Chengdu. A pesar de que era un momento de fuerte transición afectiva en mi vida, llegaba con muchísimo entusiasmo y sobre todo muy feliz de volver a China. Como era ya habitual en el tipo de vida que había emprendido cuando dejé mi país en 2006, no sabía cuánto me iba a quedar, pero extrañamente, a muy poco tiempo de haber llegado me vino una muy fuerte sensación, algo así como una premonición visceral y pensé: el día que me vaya de Chengdu, me voy a ir en bicicleta. Era sólo un sentmiento y nada tenía que ver con ya tener ganas de irme o pensar en irme, pero sólo sentía eso y lo veía muy claramente. El tiempo pasó y la verdad es que me enamoré rápidamente de Chengdu, más aún de toda la provincia de Sichuan, de su gente, de su comida, de sus costumbres, de su dialecto, de sus paisajes. Tuve un trabajo que me gustó y disfruté mucho y me ha permitido viajar por todo China. En mis tiempos libres he pedaleado mil...
Andando por los caminos del mundo