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Mostrando las entradas de enero, 2015

El circo de Omo

ADVERTENCIA: muchos de los comentarios y opiniones que leerán a continuación podrán resultar muy ásperos, pero prometo que son el más fidedigno reflejo de la experiencia frecuentemente miserable de cruzar Etiopía en bicicleta. Dada la radical diferencia que existe entre quienes viajamos en bicicleta por este país (y de aquellos que andan por el mundo a pie),con los que viajan por medios motorizados, no me siento particularmente predispuesto a aceptar objeciones ni cuestionamientos de quienes no lo hayan atravesado de la misma mane   La salida de Addis fue el punto de arranque de nuestro largo escape de Etiopía. Ya habíamos pasado mes y medio en el país y nuestro estado anímico general y nuestra predisposición se deterioraban exponencialmente cada día extra que pasábamos en este. Salir de Addis fue inusualmente tranquilo, pasando casi desapercibidos sin ser molestados por nadie. Tanto que al final del segundo día, un aire de optimismo nos llenaba los pulmones, lo peor parecía

Un engendro urbano llamado Addis Ababa

ADVERTENCIA: muchos de los comentarios y opiniones que leerán a continuación podrán resultar muy ásperos, pero prometo que son el más fidedigno reflejo de la experiencia frecuentemente miserable de cruzar Etiopía en bicicleta. Dada la radical diferencia que existe entre quienes viajamos en bicicleta por este país (y de aquellos que andan por el mundo a pie),con los que viajan por medios motorizados, no me siento particularmente predispuesto a aceptar objeciones ni cuestionamientos de quienes no lo hayan atravesado de la misma mane   Ya lo he contado más de una vez y me gusta recordarlo: las entradas a (y salidas de) las grandes ciudades del mundo en bicicleta no son fáciles y raramente son experiencias sencillas. Es un proceso de mucha tensión donde uno tiene que ir buscando el camino correcto en una metrópolis completamente desconocida, a medida que necesita ponerse mucha concentración para protegerse de un tráfico que es potencialmente peligroso a cada momento. Sumado a eso, en

Where are you go?

ADVERTENCIA: muchos de los comentarios y opiniones que leerán a continuación podrán resultar muy ásperos, pero prometo que son el más fidedigno reflejo de la experiencia frecuentemente miserable de cruzar Etiopía en bicicleta. Dada la radical diferencia que existe entre quienes viajamos en bicicleta por este país (y de aquellos que andan por el mundo a pie),con los que viajan por medios motorizados, no me siento particularmente predispuesto a aceptar objeciones ni cuestionamientos de quienes no lo hayan atravesado de la misma mane Luego de 4 días descansando en Wukro, recuperando un poco gracias al Padre Ángel y su obra, la fe perdida en los etíopes, emprendimos el largo camino hasta Addis Ababa. Decenas de pasos de montaña habíamos pasado ya para llegar al Tigray y cruzarlo, soportando el infatigable hostigamiento de los demonios etíopes, y decenas de pasos nos faltarían para llegar a la capital del país, pero por primera vez en un mes, para nuestra sorpresa y alivio, experi